" Tiempos de recesión "
Sucedió el verano pasado. Me llamó por teléfono mi tía para preguntarme como me iban las cosas en España. Ella junto a mis primos me aconsejaron viajar a Polonia. Insistieron que allí encontraría trabajo en una fábrica, que me pagarían el billete si me decidía. Visto el panorama que tenía decidí marcharme a la aventura. Cuando llegué al aeropuerto de Wroclaw me esperaban mi tía y la futura esposa de mi primo. Me llevaron en coche hasta el pueblo donde vivían. Una pequeña aldea llamada Wojtowice que es muy difícil encontrar en el mapa y que algunos confundían con Wojkowice pues al variar sólo una letra la pronunciación es muy parecida. Cuando llegué a este lugar sentí como si hubiera retrocedido en el tiempo, para mi todo transcurría con una relativa tranquilidad. Decidí salir a explorar que había por tan recógnito lugar. Pude perderme entre la inmensidad de los bosques, me llegué a rodear de campos llenos de espigas y encontrar iglesias cerradas desde la Segunda Guerra Mundial. Me encontré una iglesia abierta y un montón de lápidas, una señora mayor me explicó que todas esas tumbas eran de gente que murió en la guerra. Me contó que tenía 97 años, llevaba toda su vida viviendo ahí y sabía un montón de secretos sobre el pueblo que además pertenecía a un antigüo terreno alemán.
Me explicó que habían un montón de casas abandonadas de Alemanes que escaparon de la guerra y que incluso se escondían tesoros enterrados. De camino a la casa de mi tía observé como unas señoras movían con fuerza un árbol de avellanas para coger kilos de este preciado fruto. Se puede decir que cada lugar de este pueblo era realmente mágico. Frente a la casa de mi tía había un montón de caballos que utilizaban para dar clases de equitación en el pueblo. Mi tía me enseñaba a preparar los platos típicos de Polonia. Yo le ayudaba a plantar frutas y verduras. Su casa también era de un antigüo terreno alemán y todavía seguían teniendo un montón de ladrillos antigüos que me mandó retirar durante unos días. El trabajo era agotador, mientras los recogía mi tía se puso a contarme que en la época de mi abuelo se vivieron tiempos realmente difíciles. La gente tenía que huir en vagones, muchas personas perdían a sus familiares y otras eran engañadas para ser transportadas a campos de concentración donde los explotaban trabajando muy duro hasta que morían. Me explicó que nadie podía imaginar lo que estaba pasando excepto las personas que vivían estas situaciones.
Entonces reflexioné y me dí cuenta que todo esto ocurrió no hace mucho, me imaginé el terror que pasaría la gente al ser separados de sus familiares, gente humilde que trabajaban en los campos para sacar adelante a sus hijos. Y me dí cuenta que en esta vida lo importante es aprender de los errores, tener de ejemplo estas situaciones históricas para tener más sensibilidad ante los nuevos tiempos y saber ponernos en el lugar de los demás. Creo que el mejor regalo fue este viaje que realicé en verano pues me servirá de lección toda la vida.